El Lector Profesional estará cerrado por vacaciones hasta bien entrado el 2015. Mientras recargamos pilas y energías, aquí os dejamos con lo más leído en el último trimestre de 2014.
¡Hasta pronto!
El Lector Profesional estará cerrado por vacaciones hasta bien entrado el 2015. Mientras recargamos pilas y energías, aquí os dejamos con lo más leído en el último trimestre de 2014.
¡Hasta pronto!
Este post os va a parecer bastante sensiblero, pero la culpa la tiene Haruki Murakami, estoy segura de que acabaréis estando de acuerdo. Y si no, por lo menos lo culparé de haber tenido que leer la mitad de Kafka en la orilla y casi morir de aburrimiento.
En la primera entrevista que hice, allá por 2008, para optar a un puesto de librera durante una campaña navideña —una entrevista grupal, de hecho—, la responsable de RRHH nos lanzó una pregunta: ¿en qué creéis que consiste vuestro trabajo? Evidentemente se oyeron frases muy románticas, de total entrega a la causa de promocionar buena literatura y vender felicidad a las personas. De eso se trataba. Normal, somos una generación que ha crecido babeando con la biblioteca que aparece en La Bella y la Bestia. Y aunque entonces ya supiera que en todos los sectores se empieza desde abajo, mi referente más directo en la profesión era el señor Koreander. Así cómo no ibas a creer en la magia.
El «otro lector profesional» lo es por casualidad. Sin querer ni poder evitarlo, como se suele decir. No tiene que preparar un informe, sino improvisar un discurso en cuestión de segundos y rezar para que sea el bueno. No se enfrenta a la lectura de un manuscrito, sino que estudia con rapidez la fisonomía de quien de repente se planta enfrente y le dice algo como: «Recomiéndame algo que esté bien para mí. O sea, algo que me vaya a gustar», o «Dame algo que esté bien, por favor» en busca de la mejor respuesta. Aunque pasen los años, y por veces que me ocurra, en estas situaciones sigo quedándome perpleja.
Si en algo hemos notado la World Mobile Congress en Balmes 129 bis es en los saqueos que ha sufrido la sección de Business. El otro día me miraba todos esos huecos en las estanterías como si fueran un abismo, intentando recapitular todos aquellos libros que tenía que reponer, cuando una compañera se acercó a mí y me dijo: «Éste es muy bueno», señalando The Longer Long Tail de Chris Anderson. «Sí, es el que inventó la teoría de la larga cola».